LA DÉCADA OMINOSA (1823-1833) (3ª parte).

     LA DÉCADA OMINOSA (1823-1833) (3ª parte).
     LA SITUACIÓN ECONÓMICA  . La pérdida de las colonias continentales de América, el colapso comercial, la pérdida de ingresos por derechos de aduana, el fin de la llegada de metales preciosos -oro y plata - de América y una Hacienda pública sin fondos, la huida de capitales, el impago de los intereses de la deuda, las peticiones de indemnización por parte de Francia e Inglaterra (300 millones de reales) etc. pintaban un panorama desolador; hasta los ayudantes de palacio estaban meses y meses sin cobrar. Con este panorama era difícil obtener préstamos del exterior a lo que se añadía el hecho de que Fernando no reconocía  los préstamos negociados en París y Londres por los liberales, los llamados "bonos" o "deuda de la corte". El ministro de hacienda Juan Bautista Erro negoció un préstamo de 334 millones al banquero Luis Guebhard pero el tesoro público tras quitar comisiones, intereses y gastos solo recibió 128,5 millones. En 1824 Cea Bermúdez sustituye al conde de Ofalia y crea una Junta Consultiva para el estudio de las finanzas, al año siguiente 1825 es sustituido por el duque del Infantado y posteriormente por Manuel Gómez Salmón.
     Aguado y Burgos, dos intermediarios financieros, negociaron en París un empréstito y todo parecía volver a la normalidad ya que el nuevo rey de Francia Carlos X era ideológicamente próximo a Fernando que tuvo que hacer frente a dos intentos conspirativos el del coronel Antonio Fernández Bazán y su hermano Juan en Alicante y la conspiración encabezada por Torrijos y el general Espoz y Mina; de este modo la falta de estabilidad política hacía fracasar todos los proyectos porque no se abordaban los problemas. En una encuesta que promovió el propio rey para conocer cuáles eran los problemas más acuciantes del país tuvo predicamento la que hizo Javier de Burgos. Para controlar el gasto se creó el Tribunal Mayor de Cuentas buscando el equilibrio del presupuesto y se dieron pasos para impulsar la producción implantando una economía de mercado regida por el Código de Comercio (1829), imponer un arancel general, creación del Banco de San Fernando (1829), instaurar la Bolsa de Comercio de Madrid (1831), elaboración de la Ley de Minas (1825) y en 1832 se creó el Ministerio de Fomento para dar impulso a la economía.
     En 1826 se difundió un texto titulado: "Manifiesto que dirige al Pueblo Español una Federación de Realistas Puros, sobre el estado de la Nación y sobre la necesidad de elevar al Trono al Serenísimo Señor Infante Don Carlos" de carácter ultrarrealista cuyo objetivo al parecer era desencadenar un levantamiento contra la política del rey y los moderados. Dentro de este marco y en medio de una fuerte crisis agraria enmarcamos la revuelta de los agraviados o malcontents (1827), partidas de  realistas de Cataluña que se levantaron en armas para defender la monarquía absoluta y la religión tradicional; su líder fue Josep Bosoms (Jep dels Estanys) y alcanzó una dimensión considerable con más de 20.000 adeptos incluso en Manresa formaron una Junta Superior Provisional de Gobierno del Principado presidida por Agustín Saperes. Fernando VII con el fin de controlar la situación viajó a Cataluña (22 de septiembre 1827 a 31 de julio de 1828 con notable éxito de adhesiones; después se fue también al País Vasco.
     -EL PROBLEMA SUCESORIO Y LOS SUCESOS DE LA GRANJA.
     Fernando VII tuvo dos hijas con su cuarta esposa María Cristina de Borbón, Isabel y Luisa Fernanda. En España la sucesión se regía por la ley de las Partidas, pero cuando Felipe V accede al trono de España tras la guerra de Sucesión, introduce por una auto acordado (1713) la "ley Sálica" en España que anteponía los derechos a reinar de los varones a las hembras e impedía la sucesión al trono los nacidos fuera de España. Carlos III la modificó parcialmente para que su hijo que había nacido en Nápoles pudiese gobernar. En 1789 Carlos IV elabora una pragmática para anular dicho auto pero al tener  la sucesión asegurada no la publica. El 29 de marzo de 1830  Fernando VII para asegurar el reinado de su hija Isabel publica la pragmática sanción que da fuerza de ley al acuerdo de las Cortes de 1789 que derogaba la ley Sálica introducida por Felipe V y se ponía en vigor la ley de las Siete Partidas que estipulaba que en el mismo grado y línea se prefería al varón sobre las hembra y la hembra sobre línea o grado posterior. El hermano del rey Carlos, pretendiente del trono, no la acepta y ante el cariz que tomaba el tema sucesorio, el ministro de Estado, conde de Alcudia, propuso el matrimonio de Isabel con un hijo del pretendiente Carlos y a su vez éste actuaría como regente hasta la mayoría de edad de Isabel, hecho que no se llevó a cabo. El 18 de septiembre de 1832 el rey enfermo en el palacio de La Granja firma en su lecho ante la reina y los ministros un decreto o codicilo redactado por Tadeo Calomarde que representa los intereses de Carlos que derogaba la pragmática; recuperado de la dolencia el rey manifiesta que firmó "por lo grave de la enfermedad que padecía y porque había perdido enteramente la memoria"; cuentan que cuando regresó de Sevilla, Luisa Carlota, hermana de la reina, no aceptó el decreto y arrebatándoselo a Calomarde le propinó una bofetada a la que replicó: "Señora, manos blancas no ofenden". Presionaron los partidarios de Isabel consiguiendo la caída del Gobierno, el destierro de Calomarde y el nombramiento de Cea Bermúdez como primer ministro. Y por un decreto de 31 de diciembre de 1832 derogaba el decreto anterior por ello quedaba la ley Sálica anulada.
     Para evitar interferencias el 16 de marzo de 1833 obligan a Carlos, a su esposa Princesa de Beira y a su hijo el infante don Sebastián que salgan del país camino de Lisboa. Al fallecer Fernando, Carlos se autoproclamó rey y su no reconocimiento dio lugar a la primera Guerra Carlista.








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