b) EL LIBERALISMO.
    El liberalismo será la doctrina política que hundirá el absolutismo del Antiguo Régimen. Proclama la plena libertad del hombre y considera fuente de progreso social el libre ejercicio de las potencialidades del individuo. Su contenido ideológico arranca del racionalismo, de la ilustración, del capitalismo, del humanismo y del individualismo. Nace por oposición al absolutismo y será la ideología de la nueva clase social burguesa. Sus principales ideólogos serán Locke, Montesquieu (teoría de la división de poderes) y Rousseau (teoría del contrato social). Defiende la libertad personal como principio supremo, garantizada por el libre ejercicio de los derechos fundamentales del hombre como son la libertad de expresión, reunión, pensamiento, asociación etc. Postula la limitación de la autoridad del rey por una constitución que como ley suprema de la voluntad general de una nación debe el rey someterse a ella. En la constitución se reflejan los principios de soberanía nacional y división de poderes  (ejecutivo, legislativo y judicial), la figura del rey adquiere carácter simbólico al afirmar que el rey "reina pero no gobierna"; se pide la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones a través de los partidos políticos y votación libre de representantes para el parlamento como depositario de la soberanía nacional, controla al gobierno (poder ejecutivo) y elabora las leyes. Hablamos de liberalismo doctrinario si el sufragio es censitario, o sea, restringido bien por  capacidad económica -solo votan los que tienen una determinada renta- o bien por capacidad intelectual -votan solo los acreditan un nivel determinado de formación-; además participan de la idea de que el rey y el parlamento comparten la soberanía por lo tanto ambos son colegisladores. Esta ideología la hizo como propia el liberalismo moderado español. Si por el contrario postulan el sufragio universal, defienden la soberanía absoluta del parlamento -en España Cortes- nos referimos al liberalismo democrático. En el aspecto económico es partidario de la no intervención del Estado y de dejar los procesos económicos al albur de las fuerzas del mercado, ley de la oferta y de la demanda (Adam Smith). El lema del liberalismo es "dejad hacer, dejad pasar, el mundo va pon sí mismo". El liberalismo como ideología emergente liquidó al Antiguo Régimen y aunque su implantación fue lenta y a veces como consecuencia de la revolución, fue la ideología de los partidos demócratas y republicanos. En el aspecto social proclamó la abolición de los derechos feudales y de la sociedad estamental e hizo bandera de que todos los individuos son iguales ante ley, no hay privilegios, por lo que hablamos de una  sociedad de clases en la que los individuos son iguales jurídicamente pero desiguales ante la posesión de  riqueza por  eso al olvidarse de la igualdad ante la riqueza dejó abierta la puerta a la revolución social y al socialismo.

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