c) FASES DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA.
     En una primera fase  (1808) las tropas francesas dirigidas por los generales Junot, Lefebvre, Dupont, Moncey, Duhesme, Chabran etc. fracasan en su intento de ocupar la totalidad del territorio ante la resistencia de los españoles apoyados por los ingleses. El hecho más notable es la derrota en Bailén del general Dupont encargado de ocupar Andalucía, a manos del general Castaños y Reding, que consiguieron hacer unos veinte mil prisioneros. Esta derrota francesa tuvo una gran repercusión pues puso de manifiesto que los ejércitos napoleónicos no eran invencibles. El "rey intruso" José Bonaparte  tuvo que abandonar Madrid y los ingleses al mando del duque de Wellington, sir Arthur Wellesley, desembarcar un ejército en Lisboa para apoyar la ofensiva.
     En una segunda fase (1809-1812) Napoleón refuerza su ejército invasor y con unos  doscientos cincuenta mil soldados (la Grande Armée) comandados por sus más prestigiosos generales (Soult, Massena, Lennes...) consigue reponer en el trono a su hermano José y dominar gran parte del territorio español. La Junta Central tuvo que retirarse a Sevilla y después a Cádiz. El ejército inglés procedente de Portugal al mando de Moore trató de cortar el avance francés pero Soult consiguió acorralar a los ingleses que  tuvieron que reembarcar en la Coruña. En su avance hacia Andalucía los franceses vencieron en Ocaña y durante esta fase la  guerrilla española intensificó sus ataques destacando guerrilleros como Espoz y Mina, Juan Martín "el Empecinado", el cura Merino, Julián Sánchez "El Charro", Manso, Rovira, Milans, Clarós, el barón de Eroles, Renovales, Porlier, Rumeu etc. Nunca consiguieron los franceses -apodados "gabachos"- aniquilar a la guerrilla que apoyada por la población y conocedora del terreno obligó a dispersar los efectivos militares franceses.
     En una tercera fase (1812-13) la guerra dio un giro definitivo no solo por la presión del ejército anglo-español sino también por las derrotas napoleónicas en centroeuropa y Rusia. Wellington atrincherado en Torres Vedras impidió a los franceses apoderarse de Lisboa y tampoco consiguieron tomar Cádiz. La guerra que al principio parecía un paseo militar se transformó en un atolladero que obligaba a Napoleón a mantener un importante contingente de tropas en España cada vez más necesarias en Europa. Fue Wellington quien comandó el ejército anglo-portugués y español que derrotó cerca de Salamanca, batalla de los Arapiles, a los franceses dirigidos por  Marmont; posteriormente y ya en retirada también vencieron en Vitoria y San Marcial; finalmente los generales Soult y Suchet firmaron con Wellington la suspensión de las hostilidades (18.04.1814). Napoleón llegó a un acuerdo con Fernando VII para devolverle la corona de España firmando el Tratado de Valençay (diciembre de 1813).

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