FERNANDO VII: EL PERSONAJE.

A) FERNANDO VII: EL PERSONAJE.
     Fernando VII (1808-1833) para unos "el deseado", para otros "el felón", es un rey controvertido y de una personalidad variable y de poco fiar. Era el noveno hijo de los catorce que tuvieron Carlos IV y María Cristina; por la muerte de su hermano la historia le deparó el que llegase a ser heredero de la corona en unas circunstancias controvertidas.  Era tímido y retraído y no mostró grandes habilidades intelectuales. El primer preceptor que tuvo fue el padre Felipe Scio que le enseñó a leer, escribir y gramática latina; pero fue nombrado obispo y fue sustituido por el  canónigo Cabrera cuya mayor preocupación fue darle una buena educación religiosa "tan necesaria para el gobierno de los estados ya que "todo el poder  del príncipe sobre sus súbditos viene de Dios". Junto a éste actuó el canónigo Fernando Rodríguez Ledesma que le enseñaba geografía e historia que pronto fue reemplazado por otro canónigo que llegó a tener una gran importancia e influencia al formar parte de su "camarilla", Juan Escoiquiz quien conjuntamente con el duque de San Carlos y otros lo indispusieron contra Godoy. Exaltando sus ambiciones conspiró no solo contra Godoy sino contra sus propios padres, los reyes (Conspiración de El Escorial) y descubierto el plan delató a todos los que estaban conjurados si bien él obtuvo el perdón de sus padres a quienes se dirige en estos términos: "Señor: Padre mio. He delinquido, he faltado a VM como Rey y como padre, pero me arrepiento y ofrezco a VM la obediencia más humilde; nada debí hacer sin noticia de VM; pero fui sorprendido; he delatado los culpables, y pido a VM me perdone permitiendo besar sus R.P", este texto ya explica la acomodaticia mentalidad de Fernando al margen de cualquier convicción.  Cuando estuvo en Valençay escribió a Napoleón para que adoptara como hijo y le dice "Señor: las cartas  publicadas últimamente en el Monitor han dado a conocer al mundo entero los sentimientos de perfecto amor de que estoy penetrado a favor de V.M.I y R. y al propio tiempo mi vivo deseo de ser vuestro hijo adoptivo..." (Valençay, carta a Napoleón del 3 de mayo de 1810). Todo nos habla de un carácter carente de ideales. Si observamos los retratos realizados por Goya o Vicente López vemos un personaje poco agraciado y de poco fiar. A los dieciocho años  casó con María Antonia de Nápoles con la que no tuvo hijos y a su alrededor se formó un "partido napolitano" (duque de San Carlos, marqués de Ayerbe, marqués de Valmediano, conde de Montemar...), opuesto tanto a Godoy como a la reina María Luisa. Volvió a casarse con su sobrina  Isabel de Braganza de la que el pueblo de Madrid decía: "fea, pobre y portuguesa, ¡chúpate esa¡"; pero también falleció joven y le buscaron otra esposa María Josefa Amalia de Sajonia, veinte años menor que no quería ni cohabitar con él y hasta el Papa tuvo que intervenir para favorecer la relación y tras su fallecimiento desposó a su sobrina  María Cristina de Borbón con la que tuvo dos hijas, la futura Isabel II y María Luisa Fernanda por lo que a la muerte del Rey en septiembre de 1833 se creó "el problema sucesorio" dado que los Borbones habían adoptado la "ley Sálica". La vida amorosa de Fernando fue controvertida por el hecho de padecer macrosomía genital y es muy gráfico lo que dice Merimée "su miembro viril es fino como una  barra de lacre en la base y tan gordo como el puño en su extremidad; además tan largo como un taco de billar", incluso los médicos tuvieron que crear un artilugio para que las relaciones fueran satisfactorias.









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